Chile en viñetas, varios autores

 
Con mucho atraso vengo en reseñar este tomo aparecido a mediados del año pasado y que cayó en mis manos en la navidad. Reconozco que a simple vista no me resultó muy atractivo, pues esa portada rayando el amerimanga se me hizo poco interesante, prejuicios que tiene uno. Sin embargo, hace un par de días lo saqué finalmente del velador, donde esperaba, paciente, su oportunidad, y comencé a explorar su contenido.
"Chile en viñetas" es una antología de historias cortas recopiladas con ocasión de, según señalan sus editores, crear un tomo que sirviera, por un lado, para contar historias que identifican a los chilenos y, por el otro, contribuir a una bonita causa como es la de Conin, pues todos los ingresos de su venta fueron a parar a dicha entidad.
Lo bueno de todo este esfuerzo es que el contenido justifica plenamente lo que han hecho los chicos detrás de la editorial Tábula Rasa, pues "Chile en viñetas" reúne una serie de historias de gran calidad. Por la breve duración de cada una, a lo más un par de páginas, no tiene mucho sentido reseñarlas en concreto, pero me interesa destacar algunas que sobresalen por sobre las demás, como City tour que es una delicia gráfica y con un humor negrísimo que se ufana de lo pillos que somos los chilenos, o En el cerro, mi favorita por lejos, una historia dramática en la cual podemos hacer varias lecturas, aunque prima la pesimista perspectiva que enfrentamos hoy en día la generación de 25-35 años, que puso en los estudios la espectativa de tener una mejor vida, sólo para terminar decepcionándose. Por su lado, Dar el ejemplo da una bocanada de optimismo y desliza igualmente una crítica a la sociedad de las apariencias y su paroxismo por la delgadez. Finalmente, destacar Anatema: El puente Marín de Poveda, historia que pone la nota fantástica y noir. De hecho, googleando un poco me encuentro con la grata sorpresa de que a mediados de este año tendremos un cómic propio para Anatema, el cual caerá seguramente por estos lados.
Al final se incluyen algunas viñetas de artistas invitados las cuales brillan con luz propia, aunque debo admitir que las historias de Papel Ilustre son una debilidad. La de los perros cantores es simplemente deliciosa.

Y aunque suene a perogrullo, pero en caso de que no haya quedado clara mi impresión del cómic: cómprenlo, la edición es impecable y la historias, heterogéneas, son como mínimo buenas. Si hay lucas bien gastadas, son éstas.

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