La guerra de las trincheras, de Jacques Tardi

Cuando pienso en la Primera Guerra Mundial pienso en la soledad, el frío y la desesperación de la guerra de trincheras. Pienso también en el miedo aterrador que deben haber sentido los jóvenes enviados a esa guerra inútil y, especialmente, en los sueños destrozados de toda una generación. Hasta hoy, cuesta entender la magnitud y el sentido de la masacre a que fueron sometidos miles de soldados, obligados a matarse por avanzar unos cuantos metros que al término de la jornada perderían. En definitiva, hablar de la Gran Guerra es siempre hablar del horror y de la miseria del hombre.

Jacques Tardi piensa en forma semejante. El autor francés es uno de los más grandes maestros del cómic europeo, si es que no mundial, y buena parte de su obra transcurre entre la denuncia de la guerra y el retrato de los tormentos que ésta trae consigo. En La guerre des tranchées (La guerra de las trincheras, Editorial Norma), Tardi realiza el que es uno de sus trabajos clásicos, concluido hace exactos veinte años y que por fin pude leer como corresponde.

La guerra de las trincheras es un relato episódico y coral, en que el protagonista es la guerra en sí, con un desfile de soldados enfrentados a situaciones donde su voluntad tiene muy poco que decir, pues el conflicto se nos aparece como una estructura monstruosa que lo amalgama todo y reduce al hombre a simple peón.

En cuanto a la lectura propiamente tal, Tardi opta por la sencillez de los diálogos, usando los textos para como vehículo para reafirmar la crudeza de su dibujo, donde abundan los soldados con rostro derrotado y los paisajes desolados por el martilleo de los obuses. Así, cada episodio es narrado con firmeza por las propias viñetas, sumamente expresivas, permitiéndole al texto un rol auxiliar, sólo para enfatizar lo que ya podemos intuir a través del dibujo.

En resumen, una lectura obligatoria para cualquier lector de cómics, así como para aquellos que gusten de la historia, que pueden encontrar aquí el equivalente en papel de una buena película, sin heroismos poco convincentes, sino con la tragedia palpable de una confrontación que el próximo año cumplirá un siglo desde su inicio y de la cual, por tanto, empezaremos a escuchar bastante dentro de pocos meses.