Conan el Salvaje, de Alcatena

Tengo en mis manos la preciosa edición en que Acción Comics recopila tres historias dibujadas por el ilustrador argentino Alcatena en la noventera colección Conan the Savage. Publicadas originalmente en los números 2, 5 y 6 de la mencionada serie, las historias que componen el tomo son una excelente vitrina de lo que es el trabajo de uno de los ilustradores más originales que podemos encontrar y uno de los más impactantes en su percepción del mundo que recorre el cimmerio.
 
 
 
A mediados de los noventa, la burbuja que casi destruyó a la industria americana (o quizás la destruyó completamente y lo que hoy tenemos es otra cosa, da para reflexionar) estaba en pleno proceso de reventarse y sus efectos se hacían notar en distintas direcciones. En ese contexto entiendo cómo la venerable Savage sword of Conan había sido cancelada por unas bajas ventas que Marvel ya no podía sostener, pero en un intento por revitalizar al personaje lanza dos colecciones que puestas en comparación casi parecían formas antagónicas de entender igual al personaje. Suena raro, pero me explico.

A Conan los cómics lo han tratado de dos formas, sea respetando el canon, la obra escrita por Robert E. Howard o bien usándolo para contar cualquier historia fantástica que se le ocurra el guionista, sin preocuparse mucho por la "continuidad". Las dos colecciones que menciono se inclinan por esta segunda interpretación del personaje, pero con notorias diferencias entre ambas. Por un lado, Conan, a secas, era la versión en color, llena de todos los excesos de la época, una serie entretenida (no lo voy a negar), pero desmedida, sin gusto, con un exceso de esteroides demasiado típico de la época en que aparece. Puro grim and gritty. Por el otro, la citada Conan the Savage, en venerable blanco y negro, ligeramente más respetuosa del canon, pero igualmente anclada en la visión que da carta blanca al guionista. Sin embargo, lo que en su serie hermana era grotesco, aquí hay estilo, y los artistas que por ella desfilaron fueron quizás muchos de los mejores que podían aparecer por aquellos años.
Alcatena es uno de esos artistas. Las historias que dibuja corresponden a este Conan "todovale", pero bien hecho. Su arte es impactante y su visión de la era hiboria es oscura e inmisericorde. ¿Y las historias? La primera historia, con guión de Chuck Dixon, nos lleva a un Conan aburrido luchando como gladiador en Aquilonia y pensando que tras unas peleas más se irá. Como es de esperar, se irá, pero no de la forma que había pensado. Alcatena aquí está contenido, salvo en las páginas con acción en la arena que es donde verdaderamente se luce. Como es habitual en su trabajo, es el detalle el que le da personalidad a su trabajo, como por ejemplo las armaduras que portan sus rivales en la páginas finales, aunque es probable que de los siete números que firmó en la serie este sea el menos impactante visualmente, demostrando que el guión no está enteramente a su servicio. Curiosamente, también con Dixon las historias del número 1 o 3, y ni hablar ese maravilloso (o macabro, depende de cómo se mire) enfrentamiento con Rune en el número 4 sí le dan espacio al dibujante argentino para retratar ese mundo de espada y brujería a sus anchas.
Luego tenemos una historia de dos partes firmada por Ian Edginton en la que Alcatena sí logra brillar en casi todas las páginas. Desde la secuencia inicial en que una simple pelea adquiere aires de verdadera espada y brujería gracias a cómo el argentino trabaja los fondos con esos ídolos de piedra que parecen vigilar la acción hasta una página doble con el cuerpo caído de un dios que es sencillamente espectacular. En cuanto al guión, es extraño, pero como leí en un foro de internet en un comentario que me hizo demasiado sentido, pareciera más una adaptación de alguna novela de Michael Moorcock (Corum, Elric) que una de Howard. Pero recordemos lo ya dicho, en esta encarnación del personaje, lo que importaba era contar lo que fuese, y aquí lo cuentan bien y Alcatena lo dibuja mejor.

Alcatena al máximo en una de las historias que quedan fuera de este tomo.


Para cerrar, Alcatena es de esos pocos ilustradores capaces de plasmar el tono oscuro del género de espada y brujería en las páginas de Conan. Si hay algo que cautiva en sus lápices es la originalidad con que diseña armaduras, vestimentas y decorados, y lo hace en forma consistente para un mundo de fantasía oscura que en sus manos tiene personalidad y voz propia. Alcatena casi no cae en clichés, por no decir que derechamente no lo hace, y no hay en sus páginas ningún reciclado neomedieval tan propio de la fantasía americana. Publicarlo en Chile es una osadía, atendido que no hay una película o serie de la cual engancharse, como tristemente lo ha venido haciendo Unlimited desde hace un buen tiempo, pero es también un acierto al traernos historias de aventuras de calidad, sacadas de una época mal mirada por los lectores de cómics (los noventa) pero en la cual queda claro que sí podemos encontrar joyas que merezcan nuestra atención. Es por toda esa conjución de elementos que esta aventura editorial solo puede ser aplaudida y esperar que dé los resultados esperados. Y como soñar es gratis, esperemos que la editorial se atreva con más recopilatorios del personaje, que historias tiene miles.

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