París después de la liberación: 1944-1949, de Beevor y Cooper

 A todo buen lector nos pasa de vez en cuando, te encuentras con una portada, un título o un autor, en un momento determinado o con una mezcla de todo eso, y sientes que necesitas leerlo ya mismo. Bueno, eso me pasó con este trabajo del famoso Antony Beevor, de quien ya había leído hace muchos años su libro sobre la guerra civil española. En esta ocasión Beevor firma en conjunto con su mujer, Artemis Cooper, a pesar de que la portada de Editorial Crítica no parece muy cómoda con la coautoría y opta por poner a Cooper bien pequeñita y por debajo de su marido. Éxito de ventas asegurado.

El objetivo libro parece que se explica por sí mismo: contarnos qué pasó en la Ciudad Luz una vez liberada, entre jeeps norteamericanos, miembros de la resistencia, colaboracionistas asustados y jóvenes franceses deseosos de volver a vivir. ¿Logra lo prometido? A medias.

Diría que el principal problema de París después de la liberación es su falta de pasión para abordar a su objeto de estudio, la excesiva objetividad a veces deja una sensación de frialdad hacia sus protagonistas y sus derroteros, siendo un relato meramente descriptivo que, afortunadamente, se ve salpicado con un sentido del humor muy inglés, sin ser abiertamente humorístico o sarcástico, pero al menos Beevor y Cooper saben incluir anécdotas contadas con esa naturalidad que te muestra justo el ángulo de la incomodidad o el ridículo sin importancia de sus protagonistas. Subordinado a esto, tengo otro asunto que mencionar sobre el libro: ¿para qué lo anuncias como una obra sobre el París liberado si la mitad del trabajo gira en torno a la política francesa? Si alguien quiere un relato más visceral de la ciudad, de sus calles, sus personajes, de sus obreros politizados y sus artistas arruinados, de sus polémicas y sus grandes momentos, ciertamente sentirá que le deben algo porque si bien los autores se detienen en ese aspecto ¡en la vida de la ciudad propiamente tal que es lo que clama esa portada!, pero lo hacen sin profundidad y vitalidad, pues con el mismo tono con que abordan la política hablan del arte, de las miserias económicas y de la triste contradicción que vivieron al enfrentarse al hecho de la colaboración y la depuración ¿será porque son anglosajones?

La crítica anotada puede hacer pensar que es un mal libro, pero la verdad no lo es, es solo una carencia de algo y un tono que a veces se hace anodino. A cambio, Beevor y Cooper brillan con su uso de las fuentes y la construcción de una narración que se nutre de muchos pequeños datos de diversas procedencias. Es aplaudible lo ligero que se hace el texto, con todas las anécdotas y pequeños hechos que van hilvanando una historia de 5 años, con el debido cuidado de saber contextualizar de manera precisa, pero sin ser vagos, lo ocurrido en Francia en los años previos, así como cerrar el libro con una mirada a las décadas que siguieron y cómo las heridas cauterizadas artificialmente se fueron reabriendo de manera dramática.

Otro aspecto a resaltar es la pulcritud para abordar el drama político y la habilidad para mostrar a sus protagonistas con varios matices. Sin tener que hacer un estudio detallado de cada uno de ellos, nos muestran a un de Gaulle sumamente antipático y taimado, a un Churchill carismático y lleno de gracia, y a varios otros que desconocía como el embajador británico Duff Cooper, quien logra tener una voz interesante, tanto que me puse a buscar más información sobre él. Eso sí, al igual que en su trabajo sobre la guerra española, Beevor no tiene ninguna intención de dejar bien parados a los comunistas. No le interesa mucho entrar a la vivencia del obrero comunista y las diferencias de clase (porque ya dijimos que planea bastante pero no aterriza de verdad sobre el drama), sino que más bien quiere destacar las eternas contradicciones de sus dirigentes, su pleitesía a Moscú, la forma en que eran ridiculizados de tanto en tanto, así como la utilización política que hicieron de las necesidades reales de los trabajadores que les eran adeptos. 

¿Lectura recomendada? Si se quiere un repaso bien armado y fácil de leer sobre la Francia posterior a la Segunda Guerra, pues es un libro adecuado. Hay muchas referencias, escritores, libros, pinturas, teatros, políticos y polémicas de las cuales ir tomando nota para luego ir en la búsqueda de fuentes que los aborden con mayor profundidad y, quizás, con más contrastes. Yo lo disfruté, sobre todo en sus anécdotas políticas y en la enorme cantidad de información que entrega, pero advierto que como narración queda un poco al debe. Quizás tampoco se le puede pedir más a un libro tan breve, de menos de 400 páginas. Su fortaleza es la agilidad y la ausencia de pedantería. Su debilidad, que más que al París propiamente tal, nos vamos a encontrar con la política de los grandes hombres y, cada dos o tres capítulos, una pausa algo más preocupada de lo que pasaba en sus calles.



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