Neandertal, de Roudier

A fines de junio de este año, editorial Norma ha publicado en un tomo único este cómic publicado originalmente en tres partes y escrito y dibujado por Emmanuel Roudier. Habiendo visto muy buenos comentarios acerca de él, no dudé en hacerme con un ejemplar, el cual tras haberlo leído sin la calma acostumbrada (no suelo leer más de un capítulo diario de una serie determinada, es mi forma de dosificar, pero en este caso los capítulos dos y tres simplemente los devoré), me ha dejado con esa reconfortante sensación de conocido a unos personajes y un escenario con los que he hecho buenas migas y que han revitalizado por afición por la cultura oral de los pueblos antiguos.

Sin entrar en mayores detalles, pues no es la idea estropear su lectura, Neandertal es la historia de Laghu, un artesano tullido del Clan del Oso y la Tribu de los Torsos negros, quien comienza una peligrosa aventura por las heladas tierras del pleistoceno europeo. Ahora bien, la historia merece algunos reparos por lo previsible que se vuelve a partir de su narración quizás demasiado lineal. Sin embargo, ello no es óbice para calificar a Neandertal como una verdadera delicia para cualquier lector interesado en leer una buena historia, aún más si siente un especial gusto por la prehistoria.

A la inversa, y para entender a cabalidad por qué la crítica no afecta en nada su valor, resulta claro a partir de la misma historia y de la nota inserta al final del tomo, que la intención de Roudier ha sido contar algo más que una aventura prehistórica, pues también la ha usado como vehículo para exponer algunas de sus ideas sobre los neandertales, todo ello inserto en una visión romántica del periodo. Es evidente que pudo haber optado por una perspectiva más dura y dramática, pero con ello habría perdido la oportunidad de contarnos lo que realmente le interesaba, esto es, exponer a los neandertales como lejanos antecesores nuestros, hombres que compartieron un vínculo con su entorno y lazos férreos con sus familias y clanes, hombres que veneraban la tierra y las criaturas que la poblaban pues vivían en un ciclo armonioso de vida y muerte con ellas. Y es precisamente por ello que Roudier logra captar en sus páginas la magia que debió tener ser parte de la tradición oral, hoy en vías de extinción, pero que acompañó por siglos a los seres humanos, reinterpretando sus experiencias de vida y entregándolas en clave épica para el resto de sus congéneres.

Para los interesados en el cómic europeo, especialmente el francés, este tomo es imprescindible. Lo mismo va para los que gusten de las buenas historias, esas que llegan al corazón y que no necesitan grandes artificios para hacerse un espacio en la memoria.