El Segador, de Terry Pratchett


-Traemos buenas noticias
-¿Buenas noticias? ¿Buenas noticias? -Ridcully se estremeció ante la mirada sin ojos-. Ah, qué bien. Qué buenas noticias.
-La Muerte se ha retirado.
-Eh... Eso es... toda una noticia -respondió Ridcully inseguro-. Eh... ¿cómo? Quiero decir... ¿cómo...?
-Pedimos disculpas por la reciente suspensión de los servicios.

El Segador es el segundo libro de Mundodisco protagonizado por La Muerte. En esta ocasión, los auditores del universo deciden que ésta ha desarrollado una personalidad, cosa que es causal de destitución para cualquier entidad cósmica, de modo que deciden suspender el servicio mortuorio en el Mundodisco, enviándola a vivir como un mortal más (y, por ende, a aguardar su propio final) a la espera de que los seres vivientes del disco den forma a una nueva versión de La Muerte.
Al mismo tiempo, extrañas esferas de cristal comienzan a aparecer en Ankh-Morpork, involucrando a los magos de la Universidad Invisible quienes deberán resolver no sólo este misterio, sino también lidiar con las consecuencias de que La Muerte deje de operar por un tiempo.
Y, entre ambas tramas, el anciano Windle Poons descubre que tras su deceso se ha convertido en un zombie y que existe en Ankh Morpork un movimiento a favor de los derechos de los no-muertos...

Con dichos elementos, Pratchett hace lo usual: un relato lleno de diálogos cargados con un sentido del humor insuperable, que exigen eso sí un mínimo de astucia por parte del lector, y donde nuevamente demuestra que un buen escritor no necesita mil páginas, ni mucho menos una trilogía, para contar (y cerrar) una buena historia. Quizás en un tiempo más me dedique a releer mis otros libros del Mundodisco, para poder desarrollar una crítica en conjunto de todo el trabajo de Pratchett, pues la facilidad con que saca historias de este universo, hacen más interesante un análisis de todos sus personajes en conjunto.
De todos modos, tanto los nuevos como los habituales lectores de la serie nos volvemos a encontrar en este libro con la satisfacción de haber leído no sólo una gran historia, sino de haber conocido personajes entrañables. Y creo que ese ha sido siempre el gran mérito de Pratchett, que sus protagonistas no sólo son simpáticos, sino que también son profundamente humanos y semejantes a nosotros. Quizás ahí se encuentra el hecho de que sus libros de fantasía sigan leyéndose con la misma frescura e interés despues de dos o tres décadas, mientras otros autores y sus creaciones parecen congelados en el tiempo, como piezas de un museo al que no dan muchas ganar de asistir.

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